LA VIDA ES DE TODOS LOS COLORES

Textos y poemas, propios y ajenos, reflexiones, sentimientos hechos palabras, intenciones nacidas en lo profundo del alma, susurro o gritos, a veces silencios, canciones que hablan por mi..








5 de julio de 2010

Miedo al Abandono

¿De dónde surge ese miedo tremendo a que nos abandonen?
Un mapa de una ciudad no es la ciudad, un menú no es el plato de comida. Es decir que las cosas tenemos que vivirlas para comprenderlas, vivirlas más allá del pensamiento, que son palabras. Si esto no ocurre, nos quedamos en los símbolos y representaciones, que son las palabras que conforman a los pensamientos, y éstos a las explicaciones y justificaciones. En ese plano solo hay comprensiones intelectuales, no hay una comprensión transformadora.¿El miedo al abandono tiene sus causas en situaciones vividas por una persona en particular o tiene sus causas en raíces mucho más profundas?
Si el estado de miedo al abandono tiene su causa en alguna situación vivida en algún momento de la vida, este miedo seria el efecto de una causa en el pasado, y esa causa seria a su vez el efecto de otra causa. Así, esto se puede remontar hasta el infinito.
Tal vez un estado psicológico, en este caso, el miedo al abandono, puede responder a todo un conjunto de situaciones que lo conforman, donde no hay causas ni efectos, sino situaciones producto de una trama de formas de funcionar, de pensar, de sentir, de actuar, que dan lugar a ciertos sentimientos.
Por ejemplo, es parte de nuestra educación, buscar “ser alguien” en la vida, y si buscamos “ser”, la posibilidad de ser abandonado, es vivida como un peligro, porque de suceder,pareciera que no valemos nada, o sea que no somos nada, nuestra valoración de nosotros mismos se va por el piso. Esto, está hablando de otra característica humana, que es la competencia. Compito para ser más, en ese caso, de igual manera que en el ejemplo anterior, si me abandonan, me siento menos que los demás, por ello el miedo.
El miedo al abandono sería entonces, el miedo a dejar de “ser”, el miedo a sentirme menos que los otros o miedo a sentirme menos del modelo que rige a esa persona. El miedo al abandono, es miedo a lo que pueda suceder, es pensar en términos de tiempo, de futuro, es vivir cinco pasos adelantado, cuando en realidad la vida es lo que está sucediendo en el paso presente. Vivir pensando en que puedan pasar cosas conflictivas, es lo mismo que pensar que en el futuro pasarán cosas favorables. Pensar en términos de tiempo, es peligroso, es una invitación al sufrimiento. Cuando vivimos en el presente podemos aprender y comprender los procesos de la vida, no si estamos alejados, ocupados en lo que sucederá o sucedió.
Si se observa un poco nuestro vivir, nos daremos cuenta la forma tan mecánica en que vivimos. Carecemos de espontaneidad y naturalidad. Esta manera de vivir es generadora de miedos, por estar aferrados a lo conocido, tememos lo nuevo, lo desconocido. Hay en el mundo, hoy en día, enorme cantidad de gente con angustia. No sabemos vivir siendo luz para nosotros mismos, buscamos la luz en otros, de ahí el miedo al abandono.  Es buscar la luz afuera, cuando ésta, está adentro.
De esta manera somos lo que somos, nos aceptamos, vivimos sin el esfuerzo por conseguir ser algo diferente a lo que somos, y vivimos entonces, en forma natural, espontánea, sin presión.
Y sobre todo libre del esperar la valoración de otros, lo que nos libera de las dependencias, y por ende del sufrimiento por las situaciones inesperadas propias de la vida misma. Si hay apego, será inevitable el miedo al abandono. ¿Somos conscientes en nuestra vida diaria, de lo apegado que estamos a otras personas, a cosas, a costumbres, a hábitos, a ciertas ideas? La sociedad, que es la suma de todos los individuos, es cada día más individualista. Cada persona piensa primero en sí misma y luego en sí misma. De ahí que es cada día más
difícil establecer vínculos. Para que exista un vínculo , cada uno tiene que actuar desde cierta libertad interior, lo que hará que no responda a sus caprichos, queriendo imponer siempre sus puntos de vista, o por el contrario se someta a la voluntad del otro. Ni lo uno, ni lo otro. De esa manera puede que exista un vínculo armónico, en un caso así, tal vez, no reine el miedo al abandono.
El miedo al abandono, es un sentimiento común a todos, va más allá del sexo, la raza, la cultura, la condición económica. El sentimiento es el mismo, tal vez, en el hombre, por un condicionamiento ancestral de verse como un ente con coraje, libre del miedo, auto-suficiente, el famoso machismo, éste, actúa como queriendo ocultarlo, o disimularlo, pero ante el hecho en concreto lo afecta igual que a la mujer. Una diferencia puede ser que algunos hombres, ante el peligro del abandono, pueden reaccionar con más violencia que ellas.
La violencia es producto del miedo. Si no hay miedo, es poco probable que haya violencia.
Otra diferencia es que el hombre se expresa menos que la mujer, la mujer, en el 99% de los casos dice todo lo que siente y por eso puede parecer que el hombre estuviera libre de ciertas cosas.
Es una forma de no mostrarse débil, su condicionamiento de “macho” lo limita a dejarse sentir sentimientos, que lo muestren débil, vulnerable.
¿Qué consecuencias trae un vinculo si uno de los dos vive con ese miedo?
Desde ya que no puede resultar sano vivir con ese sentimiento, es una inseguridad constante, es vivir tenso, a la defensiva, con celos por cualquier movimiento que pueda poner en peligro la continuidad del vínculo. Donde hay miedo, hay violencia manifiesta o encubierta.
El amor es un sentimiento que no depende de nada, es una cualidad que se da
en un ser libre, es un sentimiento recíproco, no es que uno ama al otro, y el otro no.
Cuando hay amor entre dos personas hay respeto, confianza, compañerismo.
Entonces valdría preguntarse si la persona que vive con miedo funciona autoboicoteandose?.
Si se tiene miedo al abandono, el pensar en ello, y sentirlo, es lo que lo termina generando. El abandono surgiría, como producto del cansancio del otro/a, en contener o soportar la multiplicidad de actitudes que provoca el miedo del otro/a. Es un boicot, porque quien vive con miedo, no puede desplegar todo el potencial que le es propio, está limitado por el miedo y esa limitación lo empobrece, lo empaña, es decir no le permite el brillo propio de un ser humano libre, seguro, gozoso por lo que la vida le está dando.

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