8 de diciembre de 1980, por entonces era una joven impulsiva, vital, entusiasmada por todo aquello que la impulsaba a la pasión. Como siempre lo hacia, aquella noche del 8 de diciembre del 80 me reuní con mis amigas/os, en el bar "El Cairo", compartiamos largas charlas y en invierno cafe, en verano bebida espirituosa.
No lo supe hasta la mañana siguiente. No había internet y las noticias se esparcían por el globo a otra velocidad. Por la mañana, Nacho Suriani tenía como cortina musical del programa "Imagina", lo repitio mil veces o más. Ingrese a trabajar a la radio a las 7 y no alcanzaron los discos de Lennon para programar, el telefóno de Discoteca sono toda la mañana, todos los conductores de programas pedían temas de Lennon.
Yo era fanatica de los Beatles y Lennon era lo más para mí. Labure tanto ese día que no tuve tiempo de procesar la noticia. Un trastornado había matado a John Lennon y el tanto hacer, no me permitió darle oportunidad al sentimiento para que fluyera.
Luego de todo un día de trabajo musicalizando y programando temas de Lennon, hizo que la música retumbara en mis oídos y sentíera su pulsación aplastándome. Estaba de duelo y no me había detenido a procesarlo. Recuerdo que al caer la tarde, subi a mi Citroen 3CV amarillo huevo, para ponerle distancia a la labor diaria, por costumbre e impulsivamente siempre encendia la radio del auto, por doquiera moví el díal sonaba Lennon, quizas fue el intenso cansancio de mis oidos que parecía acompañada de un leve y constante zumbido, como un concierto de grillos a la distancia.
Al pasar los años, es natural que el impacto de aquella noticia haya quedado atrás, los antiguos dolores fueron reemplazados por nuevas penas y todos estos,...resanados por esporádicos momentos de felicidad y pintados por encima con el barniz de la indiferencia y el olvido.
Con la edad, el fanatismo por los Beatles, como tantas otras cosas se fue atenuando, aunque no del todo, suelo darme un recreo musical cada vez que estoy sola y los disfruto como entonces. Me doy cuenta que esa parte de mi vida no va a desaparecer.
¡30 años hoy!, ya pasarón 30?, de aquel día en que el insano fans se le ocurrió disparar cinco tiros. Hoy, puedo sentir aquel intenso vacio, ese gran agujero, indefinido, insondable en el alma, por aquella ausencia permanente. Ya nos más su música, su creatividad, ya no más su activismo politico desafiando a los corruptos de entonces. ¿Qué diría John actualmente?. ¿A quienes enfrentaría?
El recuerdo más constante que tengo es el del 9 de diciembre, creo que por que dormí tan mal la noche del 9 del 12 del 80, montada en un carrusel de imágenes y sonidos que no me dejaron pegar un ojo. Afuera ya se percibía un mundo diferente, un mundo que había perdido a quién nos invitaba a imaginar una realidad con paz, armonica, posible, equilibrada.
Aquel 9 de diciembre, mientras velaban a Lennon, en Rosario, soplaba un aire caliente que anunciaba el verano. El sol cayo en el poniente como un gigante foco color rojo dorado que le daba a la ciudad un tono anaranjado fuerte.
Desde entonces el cuerpo John Lennon se apartado de su alma, la que anda invitando a cantar al universo.
No lo supe hasta la mañana siguiente. No había internet y las noticias se esparcían por el globo a otra velocidad. Por la mañana, Nacho Suriani tenía como cortina musical del programa "Imagina", lo repitio mil veces o más. Ingrese a trabajar a la radio a las 7 y no alcanzaron los discos de Lennon para programar, el telefóno de Discoteca sono toda la mañana, todos los conductores de programas pedían temas de Lennon.
Yo era fanatica de los Beatles y Lennon era lo más para mí. Labure tanto ese día que no tuve tiempo de procesar la noticia. Un trastornado había matado a John Lennon y el tanto hacer, no me permitió darle oportunidad al sentimiento para que fluyera.
Luego de todo un día de trabajo musicalizando y programando temas de Lennon, hizo que la música retumbara en mis oídos y sentíera su pulsación aplastándome. Estaba de duelo y no me había detenido a procesarlo. Recuerdo que al caer la tarde, subi a mi Citroen 3CV amarillo huevo, para ponerle distancia a la labor diaria, por costumbre e impulsivamente siempre encendia la radio del auto, por doquiera moví el díal sonaba Lennon, quizas fue el intenso cansancio de mis oidos que parecía acompañada de un leve y constante zumbido, como un concierto de grillos a la distancia.
Al pasar los años, es natural que el impacto de aquella noticia haya quedado atrás, los antiguos dolores fueron reemplazados por nuevas penas y todos estos,...resanados por esporádicos momentos de felicidad y pintados por encima con el barniz de la indiferencia y el olvido.
Con la edad, el fanatismo por los Beatles, como tantas otras cosas se fue atenuando, aunque no del todo, suelo darme un recreo musical cada vez que estoy sola y los disfruto como entonces. Me doy cuenta que esa parte de mi vida no va a desaparecer.
¡30 años hoy!, ya pasarón 30?, de aquel día en que el insano fans se le ocurrió disparar cinco tiros. Hoy, puedo sentir aquel intenso vacio, ese gran agujero, indefinido, insondable en el alma, por aquella ausencia permanente. Ya nos más su música, su creatividad, ya no más su activismo politico desafiando a los corruptos de entonces. ¿Qué diría John actualmente?. ¿A quienes enfrentaría?
El recuerdo más constante que tengo es el del 9 de diciembre, creo que por que dormí tan mal la noche del 9 del 12 del 80, montada en un carrusel de imágenes y sonidos que no me dejaron pegar un ojo. Afuera ya se percibía un mundo diferente, un mundo que había perdido a quién nos invitaba a imaginar una realidad con paz, armonica, posible, equilibrada.
Aquel 9 de diciembre, mientras velaban a Lennon, en Rosario, soplaba un aire caliente que anunciaba el verano. El sol cayo en el poniente como un gigante foco color rojo dorado que le daba a la ciudad un tono anaranjado fuerte.
Desde entonces el cuerpo John Lennon se apartado de su alma, la que anda invitando a cantar al universo.
