LA VIDA ES DE TODOS LOS COLORES

Textos y poemas, propios y ajenos, reflexiones, sentimientos hechos palabras, intenciones nacidas en lo profundo del alma, susurro o gritos, a veces silencios, canciones que hablan por mi..








15 de mayo de 2010

El multifacético color de las palabras….

Durante milenios las palabras encerraban los secretos del nacimiento y de la muerte, del éxito y del fracaso, de la vida y de todas sus posibilidades. Los problemas, sin embargo, aparecen cuando comienza a cuestionarse la representación de los hechos desde el universo del lenguaje. Llegamos así a una primera e inquietante conclusión: las palabras nunca son inocentes o cristalinas, constituyen una realidad compleja. Están sumergidas en un conjunto de relaciones que si son guiadas por la mala fe o por una intención torcida desvían su sentido, alteran su contenido y pervierten su significado, aunque quien las diga se declare inocente de culpa y cargo. Surge así el lenguaje como arma, bien política, bien para artimaña, que en vez de incluir, excluye; en vez de aglutinar, separa; en vez de sumar, resta; en vez de multiplicar, divide, en vez de agrupar, dispersa; en vez de permitir, censura, y en vez de ayudar, traiciona.
El poder de las palabras, en su lado oscuro, se desarrolla a través de un entramado expansivo y totalitario que pretende imponer el dominio del significante sobre el significado. De esta manera, el primero, en manos de un poder interesado y corporativo, borra el sentido de lo real, deforma el orden social y político y facilita la manipulación y el engaño. Esto se da tanto en lo privado como en lo social.
Si nos detenemos a observar esa realidad veremos con estupor de qué manera las palabras pronunciadas desde el poder, dueño del capital lingüístico y simbólico, traicionan y derriban lo que decimos y hasta lo que pensamos. El sentido de la responsabilidad y del compromiso, de la seriedad, de la firmeza, se han perdido irremediablemente.
En este mercado lingüístico, las reglas del discurso gobiernan lo que se dice y queda sin decir e identifican a los que pueden hablar con autoridad y a los que sólo deben escuchar y callar. El discurso verbal dominante en la clase política determina lo que cuenta como verdadero y relevante, lo que se debe hablar y lo que debe ser disimulado u ocultado. Así, el poder protege la forma de pensar y actuar de los ciudadanos al informar y modelar nuestra psique.
"Gastadas, raídas, vacías, las palabras se han vuelto fantasmas en las que nadie cree". Adamov:
Los nuevos lingüistas de la política se preparan para hacer del idioma un arma efectiva de dominio y para degradar con él la dignidad del habla humana y reducirla a retórica irresponsable. No debemos engañarnos. Las palabras no son ajenas al horror. Cuando el lenguaje se utiliza para entrar sin pudor y con impunidad en el infierno de los oprimidos, las palabras pierden su significado y adquieren tintes de pesadilla. Cuando la lluvia de mentiras verbales se convierte en estrepitoso diluvio, hemos de temer lo peor.
En su tratado “Cinco dificultades con que se tropieza cuando se escribe la verdad”, Bertolt Brecht soñaba con un nuevo idioma capaz de enfrentar vitalmente la palabra y el hecho, el hecho y la dignidad humana, de forma que ésta recuperara el lugar perdido por la degradación de los hombres en sus comportamientos y relaciones basadas en la mentira y la manipulación.
Devolver al lenguaje su musculatura moral, su pureza originaria, su condición de don supremo del hombre, rehabilitar el sentido y la verdad de las palabras debe ser nuestro compromiso. La mentira lingüística también es violencia, violencia simbólica. La más insidiosa de todas.
Retornar a las palabras esenciales significa decretar una guerra incruenta al lenguaje parasitario, frívolo y truculento, propio de algunos medios de comunicación, repleto de pontificaciones que mantienen y propagan la bulimia consumista. Frente a éstos, la intransigencia ética debe ser la norma.
Frente a un lenguaje prostituido se debe luchar por otro que defienda los valores básicos de la dignidad, la libertad, la tolerancia, el respeto, la sinceridad, un lenguaje que surja del corazón, un lenguaje de palabras inequívocamente autenticas del cual surjan como puentes esos gestos reprimidos, esos abrazos, incluso esos besos inocentes y llenos de sentimiento como demostración del verdadero amor.
¡Aunque halle quien diga, que esta es una forma típica de pensar!..no ofende, es más,¡halaga!. Quien lo considere de esta forma es porque aún no ha descubierto un lenguaje de palabras del corazón que evidencie la manera de amar sin herir, de vivir sin lastimar, de ser capaz de vivir amando, de dejarse amar toda la vida. Un lenguaje que una a las personas, unas tan distintas de las otras, y tan distantes también, pero con un lenguaje idéntico, el del amor.

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