Siempre creí que el privilegio, el alivio y el consuelo más grande de la amistad, consiste en que no es necesario explicar nada.
Los silencios entre amigos constituyen auténticas conversaciones.
Lo que importa no es lo que se dice, sino lo que jamás resulta preciso decir.
Un amigo escucha la canción de mi corazón y me la canta cuando me falla la memoria.
El simple conocimiento de una amistad torna posible resistir la soledad, la enfermedad y la confusión, aunque el amigo carezca de medios para ayudarte. Basta con que exista.
La amistad no mengua con la distancia, ni con el tiempo, la reclusión o la guerra, el sufrimiento o el silencio. Es allí en donde más hondamente se arraiga. Es allí donde florece.
Por todo esto, el amigo que es amigo siempre espera, ante èl no son necesarias las razones. Porque sabe amarnos tal cual somos.
Los silencios entre amigos constituyen auténticas conversaciones.
Lo que importa no es lo que se dice, sino lo que jamás resulta preciso decir.
Un amigo escucha la canción de mi corazón y me la canta cuando me falla la memoria.
El simple conocimiento de una amistad torna posible resistir la soledad, la enfermedad y la confusión, aunque el amigo carezca de medios para ayudarte. Basta con que exista.
La amistad no mengua con la distancia, ni con el tiempo, la reclusión o la guerra, el sufrimiento o el silencio. Es allí en donde más hondamente se arraiga. Es allí donde florece.
Por todo esto, el amigo que es amigo siempre espera, ante èl no son necesarias las razones. Porque sabe amarnos tal cual somos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario